Desperté con un ruido que anunciaba nuestra vuelta a
Londres, ¿Tendía que estar triste? No lo estaba. No dejaba nada aquí. Saúl vendría
a Londres a visitar una prima y se
quedaría allí una temporada.
-Es la hora de levantarse-grité sin obtener respuesta. Así que
como sabía que estaban algo dormidas, decidí despertarlas a mi manera.
Fui a la cocina, hice dos tostadas y las unté con
mantequilla y mermelada de fresa. Fui a la habitación y volví a gritar-¡Es hora
de levantarse!- y como volví a tener el mismo resultado, puse en marcha mi
plan. Me acerqué a ellas que dormían en paralelo, las tenía en la posición
perfecta. Preparé una tostada en cada mano y grité: ‘TABITOSTADAS,
TABITOSTADAS! Mientras restregaba las tostadas por sus caras.
-¡QUÉ ASCO, VAS A MORIR!-Gritó Sara mientras corría al baño.
En ese momento, sonó el timbre, corrí a abrir esperando que fueran los chicos
para poder reírme, y efectivamente, eran ellos.
Los empujé hasta la habitación y se encontraron con Mire y
Sara maldiciéndome mientras se quitaban la mermelada y la mantequilla de la
cara.
Soltaron una ruidosa carcajada y ellas les fulminaron con la
mirada. No podía parar de reírme, hasta que una tostada aterrizó en mi cara. Mi
boca se abrió en forma de O.
Ahora todos reíamos, incluida yo. Seguimos con las risas
como dos minutos, y luego nos fuimos a lavar la cara.
Hoy viajaríamos de nuevo a Londres. La verdad, echaba de
menos a mi familia, suena raro, pero es así.
****
El aeropuerto estaba repleto de fans, así que nosotras nos
apartamos un poco de los chicos para que firmaran y se tomaran fotos, no nos
importaba, de hecho nos gustaba.
Durante el viaje pasó algo demasiado raro, bueno, no tan
raro. Yo pensaba que nos sentaríamos Niall y yo juntos, somos pareja, ¿No? Y eso
es lo que hacen las parejas ¿Verdad?
Pues no, él se sentó con Harry, y yo me senté con Liam,
¿Estaba enfadado? No lo sé, y yo no creo que haya hecho algo para que se enfade.
Pero aún más raro fue el comportamiento de Liam, me dejó algo…no sé diferente.
Cuando terminaron, nos fuimos a casa, y no aguanté, tenía
que hablar con él, lo único que hacía era evitarme.
-Podemos hablar-le toqué la espalda, él se giró y me miró a
los ojos-por favor.
Él no dijo nada, tan solo se limitó a sentarse en un sofá
apartados de los demás y hacer un
movimiento con la cabeza.
-¿Qué te pasa, por qué me evitas?-dije con un toque de tristeza
en la voz, mientras le miraba directo a los ojos- ¿He hecho algo mal? ¿Te he
ofendido? Si es así, lo siento, no quería…
-No eres tú-me cortó- soy yo…
-Ya no te gusto ¿verdad?-le corté como é había hecho
conmigo.
-Sí me gustas, mucho, siento mi comportamiento distante,
pero soy algo inseguro y…-se calló antes de terminar la frase.
-¿Y…?- le ofrecí a que siguiera.
Él solo negó con la cabeza y me dio un pequeño beso en los
labios-Te quiero-dijo y se levantó.
No os voy a decir que esa charla me tranquilizó, porque no
lo hico, pero si me destensó.
Volví con los demás y pusimos rumbo a casa, claro, cada uno
a la suya.
Mañana Mire Sara y yo tendríamos que comprar los uniformes
de colegio, Genial, ¿no?
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